Lo que cuenta en una lectura ideal son las frases, los párrafos del libro te hagan mirar hacia arriba pensativamente, que te hagan sonreír luego o evocar algo que en algún momento fue remedio para el alma o el cuerpo.
Keywords: Libro. Leer. Literatura. Lectura ideal.
La lectura ha de ser una entrega a dos manos, sobre todo si pretende ser provechosa. Y el provecho en el acto de leer está asociado a la capacidad de que la misma nos provea bienestar o las respuestas necesarias a las interrogantes que nos asalten en un momento determinado.
Tras cada lectura nos hemos de sentir como si hubiéramos llegado de un viaje finito y maravilloso, una aventura de la cual hayamos salido bien librados y contentos.
Por esa razón, a menudo los amantes de los libros nos repetimos una y otra vez las mismas interrogantes respecto del acto de leer: ¿por qué leer, cuándo ha de leerse, qué hace que un libro sea bueno o malo, qué debe leerse y qué no?, ¿realmente los libros de autoayuda ayudan?, ¿existe la literatura de aeropuerto?, en suma: cómo dar entonces con la lectura ideal, esa que nos devuelva la alegría de estar aquí y ahora.
Partiendo de mi propia experiencia personal y la de amigos libreros que nunca faltan, me atrevo a compartir estos consejos de cómo llegar a esa lectura ideal que todos buscamos:
Piensa sobre qué desearías leer antes de hacerlo
Como lo dijimos en un post anterior titulado ¿Por Qué nos Seduce la Lectura?, las vicisitudes diarias merman la capacidad de soñar, leer las rescata. Y es así porque en cada libro el hombre aterriza en su búsqueda del placer y se entrega sin reparos. Sólo basta un guiño inicial y un poco de ardor interior que encienda la mecha.
Por eso debes hurgar en esa chispa inicial, lo que te inquieta y no te deja dormir, la que potencia tu ardor interior y te lanza a la búsqueda.
Pregunta, indaga, compara
Si lo haces podrás aproximarte con mayor celeridad y acierto a lo que estás buscando. Participa en los grupos especializados sobre la temática que te interesa y mira lo que comentan y recomiendan. También son útiles las páginas tipo goodreads y blogs como papelenblanco y Moleskine Literario, por ejemplo.
Hazte de un mentor
Porque él te indicará el camino y te hará fácil el recorrido. Un mentor es alguien que ya viene de vuelta del camino que tu empiezas a recorrer. Hazle saber cuáles son tus interés en la lectura, y déjalo que te indique la ruta. Un buen mentor no es aquél que camina contigo, sino quien te da las claves para que lo hagas por ti mismo. Un lector voraz o un librero son el prototipo de mentor adecuado, pero ojo, no se trata de que leas lo que ellos leen o recomiendan, sino más bien que te sirvas de los consejos que ellos te den para ayudar en tu búsqueda.
Si no te atrapa, déjalo
No estás obligado a leer de principio a fin todo lo que caiga en tus manos. Si en las primeras de cambio la lectura no te atrapa, déjala. Y dejarla no significa que no volverás a ella, no. Tal vez más adelante, con otro estado de ánimo, logres mayor empatía con el libro. La literatura está llena de casos en los que segundas lecturas fueron mejores.
Lee, lee, lee
Crea una cercanía con los libros, cómpralos o pídelos con la firme convicción de leerlos, no sólo para tenerlos, rodéate de ellos. Un libro es un amigo que solo espera de ti la complicidad del silencio.
Leer no es un acto que implica ir de la primera página a la última de un libro. Lo importante es que cuando acudas a él vayas paso a paso, deteniéndote en lo que llama tu atención, en las frases que te hacen cerrar los ojos por un minuto y buscar a través de ellas una imagen; lo que cuenta son los párrafos del libro te hagan mirar hacia arriba pensativamente, que te hagan sonreír o evocar algo que en algún momento fue remedio para el alma o el cuerpo. No temas: subraya, marca, acota, pon tus propias notas en esos hallazgos, total es tu libro y esas notas serán tu complicidad silenciosa con él.
En estos últimos casos, bastaría detenerse, cerrar el libro justo ahí y darse por servido.
De eso se trata.
Para soportar la vida hace falta la belleza, dice Rosa Montero. Y eso no quiere decir -agregamos nosotros- que la vida tal como la vivimos día a día carece de ella, sino más bien que solemos necesitar una dosis cada vez más elevada de fantasías, de sueños posibles, tejidos en silencio y a la medida de cada quien.
Y eso lo hallas en los libros, en esa lectura ideal que espera por ti.
¿Te atreves a darnos tus consejos de cómo llegas a tus lecturas ideales
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