Dos frases en este libro me acompañan a menudo. La primera ajena, de Shakespeare, y la segunda del propio Zweig. Ambas retumban con frecuencia en mi cabeza y reclaman su espacio de vuelta, negándose al olvido.
Stefan Zweig al comienzo de esta extraordinaria obra: El mundo de ayer (Memorias de un europeo), cita una frase de Shakespeare: «Acojamos el tiempo tal como él nos requiere», y justo luego al comenzar el prefacio suelta esta otra, propia y no menos luminosa: «Es la época la que pone las imágenes, yo tan solo me limito a ponerles las palabras».
La primera me conecta con la forma que he escogido para aprender a vivir estos tiempos aciagos, y la segunda a cómo nombrar la realidad desde mi propio ser, no exenta del dolor propio y ajeno. Por lo demás, sucumbir en la lectura a las delicias de este documento personal de Stefan Zweig, es una rendición inteligente y decorosa.