De Libros

79. El mundo de ayer

78. Poesía no completa

77. La muerte del comendador

76. El arte de la ficción

75. Diálogos Borges/Sabato

74. Contra toda esperanza

73. Los días de Jesús en la escuela

72. Hombres en tiempo de oscuridad

71. La forma inicial

70. El ruido del tiempo

69. Los restos del día

68. Los delitos del futuro

67. Confieso que he vivido

66. El oficio de vivir

65. El aprendizaje del escritor

64. En cuerpo y en lo otro

63. Sobre literatura

62. Los abrazos largos

61. Librerías

60. Relatos Completos

59. Diarios (1984-1989)

58. A la brevedad Posible

57. Mis chistes, mi filosofía

56. La utilidad de lo inútil

55. Los cuatro acuerdos

54. Kassel no invita a la lógica

53. Una vida Absolutamente maravillosa

79. El mundo de ayer

Dos frases en este libro me acompañan a menudo. La primera ajena, de Shakespeare, y la segunda del propio Zweig. Ambas retumban con frecuencia en mi cabeza y reclaman su espacio de vuelta, negándose al olvido.

Stefan Zweig al comienzo de esta extraordinaria obra: El mundo de ayer (Memorias de un europeo), cita una frase de Shakespeare: «Acojamos el tiempo tal como él nos requiere», y justo luego al comenzar el prefacio suelta esta otra, propia y no menos luminosa: «Es la época la que pone las imágenes, yo tan solo me limito a ponerles las palabras».

La primera me conecta con la forma que he escogido para aprender a vivir estos tiempos aciagos, y la segunda a cómo nombrar la realidad desde mi propio ser, no exenta del dolor propio y ajeno. Por lo demás, sucumbir en la lectura a las delicias de este documento personal de Stefan Zweig, es una rendición inteligente y decorosa.