Nuevamente nos ha tocado por estos días ir a Mérida, Venezuela, a dictar nuestras clases sobre derecho de autor en el postgrado en propiedad intelectual de la Universidad de los Andes, ULA.
Ha sido una experiencia maravillosa, como siempre. Pero de eso hablaremos al final de este post.
Por lo pronto queríamos referirnos en primer lugar a lo que veníamos pensando desde el mismo momento en que abordamos el avión rumbo a El Vigía, al aeropuerto que sirve por ahora -y desde hace ya bastante tiempo- a la ciudad de Mérida. Sí, no dejamos de preguntarnos en el trayecto: ¿qué hace a este postgrado diferente?, ¿cómo ha logrado mantenerse tanto tiempo a pesar de las dificultades?, ¿qué anima a los jóvenes profesionales a seguir considerándolo hoy como una opción académica de cuarto nivel?
Lo que sigue son las respuestas a mi mismo, las cuales probablemente no son más que mi propia justificación para seguir yendo al postgrado una y otra vez.
Mérida siempre es una linda opción para estar
Sin duda ello ha sido fundamental en el éxito del postgrado en p.i de la ULA. Haciendo abstracción de los obstáculos que dificultan llegar a la ciudad sin contratiempos, estarse en Mérida aunque sean por pocas horas es un placer indescriptible. Solo basta imaginarse un lugar de gente alegre, rodeado de montañas y neblina, y unos picos hermosos que de solo verlos cambian tu estado de ánimo. Mérida, ha cambiado con el tiempo, no hay dudas. Pero no hace concesiones cuando de belleza se trata.
El postgrado en p.i de la ULA suele ser un descubrimiento
Esto lo oimos a menudo cuando preguntamos el perfil de los estudiantes y les preguntamos por qué se apuntaron en el curso. Muchos contestan que porque es su área de trabajo, pero no son pocos los que dicen también que han llegado a él por curiosidad. Paradójicamente, estos últimos terminan siendo, a menudo, los más entusiastas en las clases y en los debates, sobre temática diversa: derecho de autor, marcas, patentes, diseños, publicidad, contratos, gestión colectiva, derechos conexos, redes digitale, y mucho, pero mucho más.
Lo que solemos escuchar al final de nuestras sesiones es que ellos -los estudiantes- se enfocan, van dejando de lado sus recelos iniciales, dejan aflorar sus energías y crean una dinámica modular que empieza a las 8.30 am y suele finalizar a las 6 pm, con un receso para el almuerzo. Lo cierto es que en cada minuto de cada hora de cada día siempre tenemos a alguien en el salón que con su entusiasmo y ganas de estar, lo justifica todo. La experiencia me muestra que ese compromiso inicial crece y crece en medio de una algarabía que da regusto estarse.
Postgrado en p.i de la ULA y la constancia de la gota
A la hora de buscar una explicación al éxito de un postgrado con estas características, en medio de tantas limitaciones y obstáculos por doquier, la constancia juega un papel de primer orden. Las coordinadoras, de antes y de ahora, han tenido siempre un gran compromiso con el programa. Y ese compromiso lo han sabido contagiar a los estudiantes y a los profesores, quienes hacen causa común en esta cita anual que ya lleva varios años y no pocos trasnochos.
No importa las circunstancias del entorno. Por muy dura que sea, cada año el postgrado en p.i de la ULA nos convoca y nos compromete. Y nosotros, todos nosotros: autoridades, coordinadores, personal de apoyo, estudiantes y profesores, sin el no como opción, nos adentramos en esta cita ful de propiedad intelectual, pero que es a la vez un laboratorio para producir alegrías.
¿Ahh, y cómo fue este año?. Pues sigue andando sin pausa, justo ahora con profesores que van y vienen. En lo que a nosotros respecta, fue una semana intensa, con debates sobre derecho de autor y redes digitales que parecían sesiones en la Corte. Debates cuyos protagonistas son jóvenes profesionales que no suelen hacer concesiones, con muchas energías, buen criterio y por encima de todo con ganas enormes de compartir a manos llenas.
Las cosas así prevalecen, y todos nos alegramos por ello…y por ellos!
Siempre tan atento el Profesor Rafael Fariñas. Gracias por dedicar parte de su tiempo en escribir un articulo en donde los estudiantes de la especialización de Propiedad Intelectual son los protagonistas. Mérida siempre con los brazos abiertos para recibirlo.
Gracias querida Lesly, pues quién más sino los estudiantes han de ser los protagonistas. Lo merecen por su gran interés y entusiasmo.