De Libros

79. El  mundo de ayer

Dos frases en este libro me acompañan a menudo. La primera ajena, de Shakespeare, y la segunda del propio Zweig. Ambas retumban con frecuencia en mi cabeza y reclaman su espacio de vuelta, negándose al olvido.

Stefan Zweig al comienzo de esta extraordinaria obra: El mundo de ayer (Memorias de un europeo), cita una frase de Shakespeare: «Acojamos el tiempo tal como él nos requiere», y justo luego al comenzar el prefacio suelta esta otra, propia y no menos luminosa: «Es la época la que pone las imágenes, yo tan solo me limito a ponerles las palabras».

La primera me conecta con la forma que he escogido para aprender a vivir estos tiempos aciagos, y la segunda a cómo nombrar la realidad desde mi propio ser, no exenta del dolor propio y ajeno. Por lo demás, sucumbir en la lectura a las delicias de este documento personal de Stefan Zweig, es una rendición inteligente y decorosa.

78. Poesía no completa

Confieso que hay lecturas, de poesía en este caso, que me atraen tanto que de solo disfrutarlas a diario, a instantes apenas, pero a diario, siento que serán parte de mi el resto de los días.

Me pasa con la poesía polaca contemporánea. Voy a menudo a Zagajewski, Zbigniew Herbert o Szymborska, esta última ganadora del premio nobel de literatura 1996.

Y es precisamente de Wislawa Szymborska que va esta nota. He leído parte de su poesía, reunida acá en este hermoso libro editado por el Fondo de Cultura Económica, y la más cercana -y atrevida- valoración que me he permitido es un suspiro tras cada poema que leemos y que nuestra alma agradece complacida.

No cabe indiferencia cuando lees en su poema: Bajo una estrella:

«Perdón tiempo por todo lo que se me escapa en un segundo»

«Perdóname, viejo amor, que el nuevo me parezca el primero»

«Perdón, esperanza azuzada, porque a veces estalle de risa»

«Discúlpame, árbol cortado, por las cuatro patas de la mesa»

Todo cuanto añada es banal, hay que ir tras la belleza!

77. La muerte del comendador

Ir de un lado a otro y llevarlos contigo y sentir que están allí, esperándote pacientemente, porque siempre hay horas a dos, plenas y cómplices. Quiero decir los libros.

Hoy volví a Murakami (sí, cómo no) y con su reciente novela  La Muerte del Comendador, me he adentrado en esa casa solitaria en las montañas de Odawara, he estado frente al cuadro de Tomohiko Amada, «en noches de luna casi llena como enorme espejo redondo» y sintiendo alrededor solo el silencio.

El misterio es ¿qué pasará en ese hoyo al lado de la casa de la montaña, donde podríamos quedarnos encerrados para siempre, cubiertos con un montón de piedra encima, dejando sonar desde lo profundo solo el ruido de una campana como llamada de auxilio?, tal vez sea solo temores después de terminar de leer esta novela de Murakami, pero también podría ser una excusa para esperar impaciente el libro II, que ya se anuncia!

 76. El arte de la ficción

Confieso que fue tras leer algunas reseñas en Babelia y El Cultural cuando aumentó mi curiosidad por conocer -y leer- algo de la obra literaria de James Salter, con quien, a las primeras de cambio, parecía que no teníamos nada en común porque fue un piloto de aviones de caza que combatió en la Guerra de Corea.

Pero Salter era más que eso. Fue un escritor, un soñador que abandó el ejercito en 1956, para dedicarse a la literatura.  Bueno, entonces sí (me dije), todo esta servido para adentrarnos en Salter.

Justo ahora he estado leyendo El arte de la Ficción, (Salamandra, 2018), libro breve cuyo contenido son tres conferencias deliciosas dadas por Salter en la Universidad de Virginia, 2014: El arte de la ficción, Escribir novelas, y Convertir la vida en arte. Nos hemos detenido en cada reflexión, en cada frase, que son como caricias que justifican el desvelo de los ojos. He aquí solo dos que aún retumban en la próximidad de Salter:

«Creo que enseñar a escribir es como enseñar a bailar. Si alguien tiene sentido del ritmo, quizá se le pueda enseñar algo».

Y esta otra:

«Las cosas que has escrito no envejecen, o por lo menos así me lo parece. Tal vez quedan marcadas con el tiempo, pero no se puede estar al día cuando el tiempo ya ha pasado».

Date el placer de leerlo!

75. Diálogos Borges/Sabato

Estos díalogos comenzaron en 1974. La idea de reunir a los dos grandes de la literatura universal, y grabar sus conversaciones, fue de Orlando Barone.

Y qué nombre darle a estos encuentros, fue la primera cuestión. ¿acaso Charlas, conversaciones, encuentros? Se impuso «diálogos», por la razón de que era menos indigno plagiar un título de Platón dos mil años después que buscar una originalidad inadecuda, bromearon ambos escritores.

Imaginar esos diálogos como cosa única, como experiencia que se vive sola una vez, por la menos en su intensidad ocasional. La literatura, las obras y sus autores como centro, y también temás universales como la escritura, Dios, los sueños, los libros, etc.

Yo suelo llevarlo conmigo, en cualquiera edición, y con cada respuesta que leo acerca de los temas, me parece estarlos viendo, uno al lado del otro, charlando, mientras un grupo de seres menos avesados estamos al acecho de sus íntimas opciones y convicciones.

Borges cita a Emerson. Sabato a Flaubert…y así. Hasta los silencios frecuentes no tienen desperdicio.

74. Contra toda esperanza

Los estados de ánimo nos conducen a los libros, como si de bálsamos se trataran. Bueno, en realidad suelen ser eso o hacer ese papel. En nuestro caso, vamos a ellos no porque queremos respuestas, sino más bien porque queremos seguir explorando en todas las respuestas posibles y aumentar nuestras dudas, nuestras preguntas, que al fin y al cabo es lo que cuenta. Quien acopia respuestas se cosifica, en las preguntas viajas.

Ahora leo las memorias de  Nadiezhda Mandelstam, la esposa del poeta Osip Mandelstam. En su obra: Contra toda esperanza vas desde una pregunta a otra; viajas con el dolor en el mismo vagón, al tiempo que te preguntas:  ¿qué tan perjudicial puede ser para el Poder y los poderosos el juicio de un Poeta?, ¿Por qué han de morir los hombres por disentir, por no ser fieles creyentes del determinismo a ultranza, por su sagrado derecho a soñar?

No tengo respuesta para estas preguntas, (tampoco las busco). El solo hecho de planteármelas es mi viaje, y en él voy andando.

73. Los días de Jesús en la escuela

Hace apenas unos días regresé a mi querida libreria Cuesta, en Santo Domingo, RD.

Allí me demoré en sus hileras interminables de libros por doquier; entre Bolaños, Piglia, Murakami, Borges, Coetzee; entre las complicidades que Cuesta y yo sabemos y cuyos testigos son solo los libros y el placer de estarse quieto entre palabras.

Caminé cada rincón como siempre y me dió la sensación de que todo ha estado allí, como sin moverse, como si el tiempo se hubiera detenido en esas hileras y esos libros. Hasta hice una prueba. Caminé a una estantería y allí seguía el mismo libro y el mismo autor, como esperando.

Al final del recorrido, tomé Los días de Jesús en la escuela, el reciente libro de J.M.Coetzee, y otros de los cuales les hablaré luego, y me volví a casa con una sensación placentera. Tan placentera como esta frase de Coetzee:

«A punto de apagarse la conciencia, el alma, que es efectivamente como un pajarillo, emerge, sacude las alas e inicia su danza».

72. Hombres en tiempo de oscuridad

 No se por qué tiendo a ver los libros como bálsamos; como cura. Suelo ir a ellos cuando mi estado de ánimo me impulsa en todas direcciones, como buscando esa medicina que mitigue los sobresaltos del alma.

Otras veces, los libros son respuestas. En ellos encuentro la razón y el por qué de las cosas, y sobre todo: cómo se las arreglan los hombres con sus circunstancias. Confieso que eso me atrae.

Por estos días -por obvias razones- he ido a Hombres en tiempo de oscuridad, de Hannah Arendt, buscando respuestas; tratando de comprender cómo el ser humano se las ingenia para lidiar con la adversidad y salir adelante…o intentar hacerlo. ¿Cúales son las respuestas de los hombres a las condiciones externas del mundo que los tocó vivir, con sus catástrofes políticas y sus desastres morales? -reza la contraportada del libro.

Vale la pena leerlo; ir al capítulo dedicado a Rosa Luxemburgo, y entender por sus vicisitudes personales, sus ideales políticos y las circunstancias que le tocaron en suerte -o desdicha- por qué solía decir que la Libertad es  siempre la libertad de expresarse de los que piensan diferente; que la libertad es siempre la libertad de los disidentes.

71. La forma inicial

Hay libros que lees y sientes que te acompañarán a menudo. Es una especie de hechizo que ya no te abandona por mucho que te resistas. Eso me ha pasado con La Forma Inicial, de Ricardo Piglia.

Es un libro rabiosamente provechoso, pero sobre todo que estimula a la reflexión,  y por qué no, a terciar en la discusión y a veces hasta disentir con ganas. En ese sentido, La Forma Inicial te toma del cabello y ya no te suelta. Bueno, en realidad no se si queremos que nos suelte.

Son conversaciones con Ricardo Piglia en la Universidad de Princeton. Su formato relajado pero riguroso permite que vayamos de un tema a otro, como en una especie de montaña rusa, pero seguros de que lo disfrutaremos y que al final nos bajaremos de ella con deleite, y también con preguntas a granel, que es lo que cuenta. Y es así.  El tema: la Literatura. ¿o acaso podrían imaginar otra cosa, viniendo de Piglia?

70. El ruido del tiempo

Suelo leer reseñas de libros. Y también hago caso a las recomendaciones de mis amigos, aunque a veces me llevo más de un chasco. Pero a pesar de esta forma de dar con una buena lectura, suelo preguntarme ¿cómo dar con un buen libro? de esos que te dejan pensando varias horas hasta que te queda la sensación de que ha valido la pena y tu alma te lo agradece.

Creo sinceramente que el azar tiene mucho que ver en esa búsqueda. Fue el caso de este libro de Barnes.

Ya he leído otros libros de él, y el título El ruido del tiempo de éste me atrajo y también la temática: la lidia de un compositor con el Poder y cómo no sucumbir. Hay pasajes hermosos, reflexivos, acuciantes, como éste por ejemplo:

«La música y la literatura y el teatro y el cine y el ballet y la arquitectura y la fotografía formarían una asociación dinámica que no solo reflejase la sociedad o la criticara o la satirizase, sino que la creara. Los artistas, por su propia y libre voluntad, y sin ninguna directriz política, ayudarían al alma de sus semejantes a desarrollarse y florecer.

«¿Por qué no? Era el sueño más antiguo del artista».

69. Los restos del día

¿Te gusta la ficción, la narrativa sin prisa de los primeros tiempos, exhaustiva en los detalles, precisa pero indetenible en su marcha inexorable?…lee a Kazuo Ishiguro!!!.

Yo, por mi parte, me he regalado el placer de leer Los restos del día,  (Edición limitada Anagrama, 2015) una novela deliciosa que si no has leído aún pues deberías considerar hacerlo pronto. A veces el alma necesita situaciones así, bellas, provocadoras, personajes hermosos, historias fascinantes, y todo ello en un ritmo sin prisa pero sin pausa.

Ésta, por ejemplo, es una escena memorable, de la que solo citaré parte de frases del discurso de uno de los personajes, dirigido a otro en medio de una cena protocolar:

«Creo de hecho comprender lo que usted entiende por «profesionales». Por lo visto, es un término que significa abrirse camino con trampas y engaños, asi como dar preferencia en nuestra escala de valores a la ambición y la codicia en perjuicio del ancia de ver reinar en el mundo la justicia y la bondad. Y si ser «profesional» implica todo eso, es una virtud  que no me interesa lo más mínimo ni tengo deseos de alcanzar».

Genial!!. No te resistas, ve y léela!

68. Los delitos del futuro

Marc Goodman ha escrito un libro seductor. Pero no por abordar la seducción a la manera tradicional, sino más bien por los temas rabiosamente actuales  y lo útil que puede ser en estos tiempos de privacidad vulnerable a propósito de la conectividad global. En Los delitos del futuro, (Ariel, 2016) hace un recorrido por las actividades que gracias a la tecnología displiegan distintos grupos de interés para hacerse con la información de las personas contectadas a una red o dispositivo digital. Las plataformas de servicios en linea, los gobiernos, los grupos terroristas, los hackers, los activistas de la red, etc, todos quieren tus datos y por diferentes razones. 

La pregunta es ¿qué estás haciendo para tener conciencia de ello?. Una lectura de este libro puede darte mucha información al respecto, y sobre todo unos cuantos consejos y pistas de cómo adoptar una nueva conducta online, por el bien de tu privacidd y seguridad.

Te lo recomiendo!

67. Confieso que he vivido

Por estos días he andado por Santiago, invitado como conferenciante en la conferencia internacional sobre propiedad intelectual organizado por la Universidad de Chile.

Hubo tiempo para ir a la Chascona, una de las casas de Pablo Neruda, y compré una edición más (tengo varias) de Confieso que he vivido, sus memorias. Decir la Chascona es decir Pablo y Matilde, pero lo que me hizo volver a este libro del admirado escritor Chileno fue una anécdota escuchada el día de la inauguración de la conferencia internacional y que refleja, aún hoy, la realidad de algunos autores. Relata Neruda en Confieso que he vivido, que en 1924 vendió a perpetuidad por 500 pesos a un editor chileno los derechos sobre su libro Crespusculario. Para celebrarlo, fue a comer con un restaurant de lujo con tres amigos, pero antes se lustraron los zapatos que quedaron como espejos.

Este hecho, que llama él grandes negocios, fue la excusa para escribir esta frase genial: «Hicieron utilidades con el negocio: el restaurant, cuatro lustrabotas y un editor. Hasta el poeta no llegó la prosperidad».

Genial!

66. El oficio de vivir

Hay libros así, que te toman de la mano y te van llevando, tras saltos y sobresaltos, como cuando cruzas una esquina, o una hoja en este caso, e intuyes que hallarás enseguida una nueva sorpresa. Así es El Oficio de Vivir, de Cesare Pavese.

Por cierto, mientras leo este diario, me inquieta el título. ¿vivir es un oficio?, me pregunto. Qué tipo de oficio y cómo encararlo de la mejor manera. Pero confieso que más bien me fui adentrando en el terreno donde se siente mejor estarse entre las dudas.

No en vano, ante este párrafo de Pavese, me detuve en seco:

«Mi felicidad sería completa si no fuese por la fugitiva angustia de adivinar su secreto para encontrarla mañana y siempre. Pero quizá me confundo: mi felicidad está en esta angustia. Y una vez más recupero la esperanza de que quiza mañana bastará con el recuerdo».

65. El aprendizaje del escritor

En Cartagena, con ocasión del congreso de ASIPI 2015, me di una escapadita hasta la librería Ábaco, Libros y Café, que es una belleza y donde pasé un buen rato. Allí di con El aprendizaje del escritor, un libro delicioso que contiene transcripciones del seminario sobre escritura que ofreció Jorge Luis Borges en la Universidad de Columbia, en 1971.

«Porque cuando uno odia a alguien, uno piensa en el otro continuamente, y, en ese sentido, uno se convierte en su esclavo. Lo mismo ocurre cuando nos enamoramos», dice Borges aquí. Y muchas cosas más que te hacen pensar que lo estás escuchando muy cerquita.

Con Borges voy pues, como siempre, en el discurrir silencioso de estas horas que otros seres más terrenales suelen llamar el fin de año.

64. En cuerpo y en lo otro

Confieso que disfruto mucho leer a Foster Wallace. Recuerdo aquella frase suya: «soy un americano típico. Una de mis mitades se muere por entregarse, y la otra está continuamente rebelándose». ¿Cómo no engancharse con él?.

Justo ahora leo En cuerpo y en lo otro, y me paseo de un lado a otro con relatos como la Plenitud vacía, Regreso con un fuego nuevo, Borges en el Divan, Lo mejor del poema en prosa, Simples preguntas, etc. Esto es de La naturaleza de la diversión:

«Esta es la clase de esperanza alegórica a la que te aferras desesperadamente cuando te planteas la cuestión de la diversión como escritor. Al principio, cuando empiezas a probar a escribir narrativa, todo está orientado a divertirte. No esperas que nadie más te lea. Lo escribes practicamente todo para excitarte a ti mismo. Para permitirte tus fantasías y tu lógica desviada y también para eludir o bien transformar partes de ti mismo que no te gustan. Y funciona, y es muy divertido».

¿Verdad que provoca seguir leyendo?.

63. Sobre literatura

En los últimos días me acompaña un librito de ensayos deliciosos de Umberto Eco. Ya lo tenía conmigo, pero al que me refiero es otra edición, de bolsillo, y estéticamente más amigable. Se trata de Sobre literatura, una recopilación de escritos ocasionales que tienen una misma temática: la literatura.

No lo he leído desde la primera a la última página, no. Lo he leído de forma desordenada, una hoja, otra hoja, un ensayo, otro, etc. No me ha importado el orden. ¿y para qué? todo es adictivo en este libro de Eco: sobre algunas funciones de la literatura, Wilde, paradoja y aforismo, Entre la mancha y Babel, Borges y mi angustia de la influencia, Sobre el estilo, la poética y nosotros, etc. etc.

Estamos rodeados de poderes inmateriales, entre ellos yo incluiría también al de la tradición literaria.- dice ECO. Ese conjunto de textos que la humanidad ha producido y produce no con finalidades prácticas sino por gratia sui, por amor de sí mismos; textos además que se leen por deleite, elevación espiritual, ampliación de conocimientos, incluso por puro ocio, sin que nadie nos obligue a hacerlo, agrega.

No pararás de leerlo!

62. Los abrazos largos

Hay libros que te dicen arriba las manos y tú las levantas y sonriés, sin oponer resistencia. ¿Cómo resistirse a la belleza, a lo que nos aturde dulcemente y nos deja con ganas de más?

Así es este libro de poemas Los abrazos largos, de Karina Valcárcel.

«Los abrazos largos -dice- son los abrazos que no nos daremos más porque hemos crecido, redondos y enormes, como globos terráqueos. ¿Alguna vez has visto acaso dos mapamundos que se abrazan?».

Soy afortunado. Solo hizo falta que dos manos me condujeran a él.

61. Librerías

«Para Bolaños las librerías de Buenos Aires tienen vida: los libros se pierden en el limbo de las últimas estanterías o en las mesas sobrecargadas de las librerías de viejo, o vagaban por librerías porteñas, leemos en el viaje de Alvaro Rousselor, uno de los relatos de El gaucho Insufrible. Es decir, no solo los cuerpos de los lectores que enhebran con sus movimientos las distintas librerías de las ciudades, también los libros son móviles y errantes, abren líneas de fuga, crean itinerarios».

Eso lees en la página 272 de la primera edición de Anagrama de Librerías, la obra finalista del premio Anagrama de ensayo 2013, de Jorge Carrión.

Es un viaje por las librerías más hermosas, antiguas y raras; un viaje por los caminos y veredas del mundo de los libros. Al final, no hay llegada posible, sino la sensación de que debes seguir adelante, lidiando placenteramente y sin remedio con las  bellezas que animan el espíritu.

No recuerdo el día en que empecé a leer este libro, pero si las veces que vuelvo a él como el primer instante.

60. Relatos Completos

He empezado a leer a Kleist. Confieso que sus Relatos Completos tiempos ha que están conmigo y no se por qué suerte de recelo hasta ahora no me había sentido tentado a comenzar a leerlo.

En la Reseña de Acantilado se dice que este libro de Heinrich von Kleist te toparás con narraciones de una intensidad insuperable, en las que algo, muchas veces incluso algo muy puro -como la honradez, la inocencia o el deseo- pone en marcha una maquinaria infernal.

Uhmm, veamos!

 

59. Diarios (1984-1989)

Hay días en que vuelvo a los Diarios de Marai como quien busca una cura o una complicidad silenciosa. Me identifico mucho con ese hombre-escritor de más de ochenta años que se aferra a la vida, que va apreciando la belleza del instante, pero consciente de su final inminente.

Cuando lo leo, siento que voy con él en un viaje a la enfermedad, a la soledad, a la vejez, a la Nada total. Cuando lees esa frase final: «Ha llegado la hora», cierras el libro con un nudo en la garganta, pero con la absoluta convicción de que así suele ser el final de la vida…solo hay que tenerlo presente y vivir a plenitud. Todo acaba.

 

58. A la brevedad Posible

Estaba en la feria del Libro de Chacao, en Caracas, y me topé con el hermoso libro de Luis Yslas, y con su autor, por supuesto. Me escribió una linda dedicatoria que agradezco. Dos horas más tarde, ya me había leído de un tirón A la Brevedad Posible, que así se titula el libro, editado por Libros del Fuego.

¿Y por qué tanta prisa en leerlo?

«Leer como quien echa una caña de pescar al río: para pensar en otra cosa».

«Acaso leemos para imaginar que nos escriben»

«Leer no aumenta tus conocimientos sino tus sospechas»

«La literatura no te va a responder, te va a preguntar»

«El libro que cierras, al terminar de leer, está abriendo otro».

¿Que por qué lo leí de un tirón?….por eso!

57. Mis chistes, mi filosofía

A Slavoj Zizek lo califican el filosofo más peligroso de Occidente. Por supuesto,  sus ideas son dardos que paran los pelos de punta a más de uno poco acostumbrado a la disidencia y al debate trepidante.

Pero también es divertido Zizek. Se le ocurre cada cosa -sobre todo en temáticas relacionadas con la política y los políticos de estos días- que termina uno desternillado de la risa con sus ocurrencias.

Pues eso es lo que hace en  Mis chistes, mi filosofía, su reciente libro publicado por Anagrama, en el que, valiéndose de una recopilación de chistes sobre políticos y sus «mejores» ideas, pone al descubierto sus propias ideas filosóficas acerca de los temas relevantes de la época contemporánea.

He aquí una muestra:

Lapsus de Quayle y Bush: «Si no tenemos éxito, corremos el riesgo de fracasar»…»Una baja participación en las elecciones indica que va a votar menos gente»…»Creo que existe una tendencia irreversible hacia más libertad y democracia, aunque eso podría cambiar».

Otra: tres rusos que comparten la misma celda en la prisión de Lubianka han sido condenados por delitos políticos. Cuando se conocen, el primero dice: me han condenado a cinco años por oponerme a Popov. El segundo dice: Ah, entonces ha cambiado la linea del partido porque a mi me condenaron a diez años por apoyar a Popov. Al final, el tercero dice: A mi me condenaron a cadena perpetua, pues yo soy Popov.

Chiste citado por Lacan: míradla, qué vergüenza, debajo de la ropa está completamente desnuda!!

Etc, etc, etc…..!

56. La utilidad de lo inútil

Mi amigo Roger Michelena es el culpable de que este libro me diera más de un dolor de cabeza. Lo recomendó por ahí en las redes sociales y empecé frenéticamente a buscarlo. A medida que pasaban los días y la búsqueda se hacía infructuosa, aumentaba mi ansiedad. Quería leerlo.

¿Cómo no querer leer un libro que es un ensayo delicioso sobre lo simple, lo obvio, lo hermoso del instante?

Nuccio Ordine, resume en la Utilidad de lo inútil, una serie de reflexiones de filósofos y escritores sobre los saberes sin urgencias, sobre el placer del ocio, de la utilidad increíble de lo inútil, como dijo Victor Hugo en Los Miserables.

He aquí una de las anécdotas tomada de Foster Wallace, (no faltaba más: tenía que ser Foster Wallace) que refiere Ordine en este libro delicioso:

«Había una vez dos peces jóvenes que iban a nadando y se encontraron por casualidad con un pez más viejo que nadaba en dirección contraria; el pez más viejo los saludó con la cabeza y les dijo: «buenos días chicos. ¿Cómo está el agua?». Los dos peces jóvenes siguieron nadando un trecho; por fin uno de ellos miró al otro y le dijo: «¿Qué demonios es el agua?».

Sobre esta anécdota, Foster Wallace, citado por Ordine, dice que el sentido inmediato de la historia de los peces no es más que el hecho de que las realidades más obvias, ubicuas e importantes son a menudo las que más cuesta ver y las más difíciles de explicar. Y concluye Ordine con su propia interpretación, así:

«Como le sucede a los peces más jóvenes, no nos damos cuenta de qué es en verdad el agua en la que vivimos cada minuto de nuestra existencia».

¡Ya ven por qué valió la pena mis dolores de cabeza tras la búsqueda frenética de este libro hermoso!

55.  Los cuatro acuerdos

Estoy leyendo los Cuatro acuerdos, de Don Miguel Ruiz. Es un libro de esos parecido a los de Castaneda, a los cuales no daba por muy serios y terminé leyendo por influencia de Octavio Paz, quien hasta un prólogo escribió para Las Enseñanzas de Don Juan.

Don Miguel Ruiz, en Los Cuatro acuerdos, dice: eventualmente llegamos a ser alguien que no somos. Somos una copia de las creencias de mamá, de las creencias de papá, de las creencias de la sociedad y de la religión. Por eso nos revelamos, porque queremos ser nosotros mismos.

Y agrega: el 95 por ciento de de las creencias que nosotros tenemos archivadas en nuestra mente no son sino mentiras, y nosotros sufrimos porque creemos que todas son ciertas. ¿para pensarlo, no?

54. Kassel no invita a la lógica

Bueno, ya les he contado que soy Vila-Matas adicto. No puedo resistirme a la lectura de algo nuevo -o no tan nuevo- de este autor Barcelonés. Kassel no invita a la lógica es su más reciente novela y ya era hora de que le entrara a ver qué maravillas me deparaba. Y en eso estoy.

Por lo pronto, la historia del escritor a quien se le pide que pase las mañanas durante tres semanas en un restaurante chino, escribiendo allí a la vista del público, me ha atrapado. ¡les contaré!

53. Una vida Absolutamente maravillosa

Andaba por Santiago, Chile, y por supuesto, en una ronda de librerías,  me di a la tarea de buscar unos títulos que no tenía y que habían sido publicados hace un tiempo. Algunos de Modiano, Zambra, Villoro y, no podía faltar, de Vila-Matas.

Di con un ejemplar de los ensayos selectos de Enrique Vila-Matas, Una vida absolutamente maravillosa, en edición de bolsillo, 2011. Es una edición maravillosa por su contenido que es decir Vila-Matas. No se cansa uno de leer y admirar -o al revés- la obra de este escritor inusual. Suelo leer su narrativa, pero ya era hora de que pudiera disfrutar también su obra de no ficción. Son ensayos deliciosos, precisos, que te dejan con el sabor en la boca -o en los ojos-de seguir leyendo. He aquí un párrafo de uno de ellos: momentos estelares de almas amigas:

«Decía el gran torero Belmonte que cuando las circunstancias que pesan sobre nosotros son pavorosamente superiores a nuestras fuerzas, cuando se rebaza la medida de lo humano, uno se achica y renuncia humildemente a la comprensión del trance descomunal en que está metido, para entregarse a una nadería cualquiera, en la que descansa el ánimo».

¿Cómo no disfrutarlo?

52. El ojo en la nuca

He leído este libro de conversaciones entre Stavans y Villoro con mucho placer. Son conversaciones amenas, inteligentes, que brotan sin poses y como un torrente de sabiduría desde todos lados. Stavans ha estado bien, pero Juan Villoro realmente excepcional, con un excelente dominio de temas tan diversos como el nacionalismo, el estilo literario, el ensayo como género literario, Borges, el «boom», el futbol, mentira y ficción, etc.

Ilan Stavans afirma en El ojo en la nuca, editado por Anagrama: «la literatura para mí no es otra cosa que un baile de disfraces». A lo que Juan Villoro responde:

– Sí, la paradoja es que, como decía Wilde, la máscara sirve para decir la verdad. No tiene caso disfrazarte para ser otro; la verdadera audacia es disfrazarte para decir , a través de una identidad «ajena», lo que no te atreves a decir por ti mismo.

51. Contagio

Si eres de esos que tienes afición por las ideas y cómo estas prenden y se hacen viral, entonces este es un libro para ti. En Contagio: el poder del boca a boca en la comunicación viral Jonah Berger te lleva por los intrincados caminos de la viralidad y cómo las cosas terminan siendo consumidas o compartidas por todos. El estudio parte de la premisa que hay cosas que logran prender y otras no. La pregunta es ¿Por qué?…pues Berger te lo dice en una forma clara y dinámica, con múltiples ejemplos que hace de ésta una lectura muy amena.

Temas como la moneda social, los disparadores emocionales y  el valor práctico son recurrentes y te ayudan a comprender el fenómeno de la viralidad de los contenidos en las redes sociales. Muy útil si la comunicación digital, el marketing de contenido y el posicionamiento de las ideas es lo que te gusta. ¡Yo lo disfruté!

50. Intimidad

Desde hace algún tiempo tenía pendiente leer Intimidad, de Hanif Kureishi. Las reseñas que había leído pusieron en marcha mis disparadores emocionales y decía a menudo, cónchale, tengo que leer este libro. Pues lo hice este finde y realmente lo disfruté. Tiene unas frases encantadoras que te invitan a la reflexión, y miren que mi debilidad como lector es andar entre ellos, pescando frases que luego archivo y hago mías para siempre.

He aquí algunas:

«Es mejor que las cosas nos provoquen temor antes que aburrimiento, y la vida sin amor es un inacabable aburrimiento».

«El mundo es una falda que quiero levantar».

«Es nuestra imaginación la que construye el mundo; nuestros ojos le dan vida y nuestras manos forma. Los deseos lo hacen prosperar».

«El deseo es travieso y no se pliega a nuestros ideales».

«No sucede nada interesante sin asumir riesgos».

Bueno, es solo una muestra para que vayan por él y lo disfruten tanto como yo. Ah no le hable de qué va el libro, pero eso es otra historia.

49. El Libro Salvaje

Confieso que la tropa de mis amigos, no muchos por ciertos, que aman leer, a veces son crueles. Uno de ellos empezó a mortificarme con este libro de Villoro.  Pero no lo hizo cara a cara sino a través de las redes sociales y  me dije por qué diantres yo no tengo este libro si casi todo lo de ese autor anda por allí en mi biblioteca personal. Ahí mismo empezó la carrera y culminó la travesía con un ejemplar en mis manos, con una portada bellísima.

Esta edición de de Fondo de Cultura Económica invita a la lectura. Y la historia también. Juan tendrá que encontrar El Libro Salvaje, un libro rebelde que se resiste a la lectura y que guarda entre sus páginas un secreto destinado al lector capaz de atraparlo.

Esta búsqueda, dice la contraportada- no será sencilla, pero contará con la Ayuda de Catalina. La chica le revelará cosas que no sabía que podían gustarle y con ella descubrirá que los libros se relacionan entre sí, pero sobre todo con sus lectores.

¿Promete, verdad?…pues es mi lectura del finde!

48. Fragmentos de un discurso amoroso

Este libro de Roland Barthes es una cita sublime con el amor. Todo gira en torno al sujeto amoroso. El amor bien entendido de la piel, del lenguaje, de los gestos, las caricias… del alma misma.

En Fragmentos de un discurso amoroso, Barthes nos ofrenda con párrafos así: «Su cuerpo estaba dividido: por una parte, su cuerpo propio -su piel, sus ojos- tierno, cálido,  y por la otra, su voz, breve,contenida, sujeta a accesos de distanciamiento, su voz, que no daba lo que daba su cuerpo…»

Que más puedo decir: ¡léelo y disfruta de la belleza del amor!

47. Stoner

Lo diré desde el inicio: Stoner, de John Williams,  es una novela perfecta. El día de mi cumpleaños la leí por segunda vez y me gustó aún más que la primera. Volver a ella fue reencontrarme con las delicias de la literatura y por supuesto no opuse resistencia.

Esa hermosa historia del profesor universitario sin mayores pretensiones que su vocación, te atrapa y no te deja sino hasta la última página en el instante mismo  en que el libro cae de la mano del protagonista ¿y por qué cae el libro?…pues léete el libro que no la pasarás mal.

Ah, solo te diré que la sub-trama de la relación amorosa entre el profesor y su alumna te dejará conmovido, pero feliz de saber que en cuestiones de amor la vida te da treguas a veces.

46. La Generación APP

He estado leyendo La Generación APP de  Howard gardner y katie Davis, ( 2014) y además de interesante la he disfrutado un montón. Creo que es un libro excelente para entender a los jóvenes de hoy y el por qué de su afición por los dispositivos móviles.

Los jóvenes de ahora, dicen Gardner y Davis, han llegado a entender el mundo como un conjunto de aplicaciones, a ver sus vidas como una serie de aplicaciones que se prolongan en el tiempo y que les acompaña de la cuna a la tumba.

Me gustó la frase de los autores que sugiere que el mundo hoy es una «SuperApp». Léelo!

45. Las Horas Claras

Hay libros cuya lectura te dejan inquieto. Pero hermosamente inquieto. Las Horas Claras, de Jacqueline Goldberg, es uno de esos libros. No se cuántos venezolanos amantes de los libros habrán leído esta hermosa novela/ensayo/poesía o todo ello junto, pero si no lo han hecho aún, se están perdiendo algo sublime.

He aquí unas frases del libro:

«La casa ha comenzado a padecer. (…) posee la ignorancia de los muros nunca culminados, la soledad de los pasadizos obstruidos».

«Nos hemos convertido en animales sedentarios; la casa nos roe en nuestra inmovilidad, como una tisis …(..) nos congregamos, taciturnos y agazapados, en las casas, como animales tristes».

«Quiero una casa sin tiempo, quiero que en ella el tiempo quede suspendido»

«Mi casa, mi tumba, tan semejantes»

«Donde nada podía alentarse hay ya caverna, en la lisa oscuridad la quietud»

«Las horas buscarán otras estaciones»

«Cómo ser la pulcritud de una escalera, el vértigo de un corredor; lo que calla y se disputa, la respuesta descalzada e infame»

«Las Horas Claras, así se llama mi casa», puntualiza, sin darse cuenta de que su mano amasa suavemente uno de sus senos».

Mientras la lees emprendes un viaje con Madame Savoye, cuyo final intuyes pero no te importa: has de acompañarla hasta el último instante, a ese lugar en que acaban las huidas. Después de eso, te reconfortas con la literatura.

44. Elogio de la lentitud

Hace dos veranos constaté en el Metro de New York lo que ahora leo en el libro de Carl Honoré: Elogio de la Lentitud, esta realidad que simboliza el mal de comienzos de siglo: el neoyorkino medio -y en general el hombre de hoy, diría yo- “siempre camina como si tuviera una buena cena por delante y un alguacil por detrás”.

Este es un libro para trabajar la prisa; la prisa como mal del siglo pasado y de éste también. El antídoto es la calma, el estarse quieto y disfrutar del aquí y ahora. ¡hazlo, no cuesta nada!.

43. El poder es de las personas

En este blog hablamos a menudo de redes sociales. Sobre todo del valor fundamental que tienen hoy como herramientas de conexión y visibilización de las personas. Pues bien, les recomiendo leer El Poder es de las Personas, de Pablo Herreros.

Este libro es una lectura obligada para entender cómo las redes sociales pueden incidir favorablemente para llevar adelante compañas o iniciativas de grupo;  y sobre todo cómo hoy las personas y las organizaciones están obligadas a ser transparentes o las redes se encargarán de que lo sean; no hay nada oculto entre el cielo y la Red.

Además de aprender un montón con Pablo, la vas a pasar requete bien. ¡vé por él! (digo, por el libro).

42. Conferencia sobre la Lluvia

Andaba por México, D.F, y en un intercambio con Rodney Casares por Twitter, éste me habló de las maravillas de este pequeño y hermoso libro. -Te va a gustar, me dijo Rod.  ¡ y así fue!…literalmente corrí a la librería Gandhi y ahí estaba un ejemplar pequeñito, con el nombre del autor, Juan Villoro, en el centro de una especie de nube muy azulíta en la portada.

Si te gustan los libros, leer por pasión y todo ese mundo de las letras, te va a encantar Conferencia sobre la Lluvia, editada por Almadía en 2013, esta breve obra de Villoro, que es no obstante inmensamente grande en belleza. He aquí una frase que aún resuena en mi mente, como gotas: «…la literatura es un lugar en el que llueve».

41. Conversaciones con David Foster Wallace

Siempre tuve curiosidad por leer a David Foster Wallace. Confieso que lo fui demorando porque no sabía si hacerlo cronológicamente, ir desde La  Escoba del Sistema, pasando por La Broma Infinita y aterrizar en Entrevistas Breves con Hombres Repulsivos, o simplemente hacerlo al azar, empezar por algo que cayera en mis manos y no darle más vueltas al asunto.

Pues ni lo uno ni lo otro. Quise conocer más acerca del autor, de la vida de este joven escritor cuya obra tuvo una gran acogida desde el principio, sobre todo en los más jóvenes, por su irreverencia, por describir en ellas sus obsesiones más íntimas, el rol de los medios hoy, la alienación, etc. etc., hasta su suicidio previsible el 12 de septiembre de 2008.

Ese fue mi plan. Y empecé por un libro de entrevistas con Wallace, editado por Stephen J.Burn, en la editorial Pálido Fuego, donde en veinte reseñas y conversaciones con el joven autor llegas a adentrarte tanto en su mundo que te conviertes en Wallace adicto.

He aquí sólo una frase, por pura provocación:

«Le vendes a la gente un recuerdo, cosificas su nostalgia, y la usas como gancho para venderles desodorante».

Ya luego estuve preparado para las más de 1000 páginas de La Broma Infinita.

¡Sin desperdicio!

40. La Soledad del Lector

Cuando supe que Enrique Vila-Matas era lector de David Markson, sentí curiosidad por saber más de éste. Leí que nació en Albany, Nueva York, en 1927, y supe además que fue periodista y se dedicó a investigar y sobrevivir la bohemia de la década del cincuenta en compañía de escritores como Conrad, Dylan Tomas y Jack Kerouac. Por lo menos es lo que dice la tapa en la portada del libro La Soledad del Lector, editado por la editorial Bestia Equilatera, 2012.

Confieso que anduve de librería en librería buscando algo de Markson, hasta que dí con este ejemplar en kalathos, Caracas.

Valió la pena. Es un libro extraño, experimental, pero de una originalidad total. Es una mezcla de citas infinitas de obras y hechos relativos a escritores y personajes de obras, -deliciosas todas- con una especie de trama a dos personajes, Lector y Protagonista, apenas esbozada pero con una carga intensa y una maestría que hace de lo simple una cosa hermosa, de la cual es imposible prescindir antes de la última página.

Ya entiendo el por qué de la metaliteratura de Vila-Matas.

39. El novelista ingenuo y el sentimental

He topado en Cartagena, en la Librería Nacional, muy cerquita de la casa del «Gabo», con este libro hermoso de Orhan Pamuk: El novelista ingenuo y el sentimental (Mondadori, 2012).

Algo me decía que no conseguiría cosas importantes por ahí, sobre todo después de haber visitado la otra librería casi mítica «ábaco», de la calle de la Iglesia, y salir la noche anterior de sus hermosos espacios con el mal sabor de no haber sido sorprendido con algo nuevo, salvo la poesía completa de Auster, que por supuesto no dudé en traerme a casa.

Son seis conferencias de Pamuk, cuidadosamente preparadas en 2009, para ser dictadas en el Seminario Charles Eliot Norton, en la Universidad de Harvard.

La pregunta a partir de la cual gira todo el contenido del libro podría resumirse en ¿qué pasa en nuestro interior cuando leemos una novela?…seguidamente, Pamuk nos da la clave desde el comienzo:

«Las novelas son segundas vidas».

38. El sentido de un final

Esta es una novela hermosa de Julian Barnes. El sentido de un final (Anagrama, 2012), te confronta con la vida de los primeros años; la vida de los jóvenes dispuestos en pandilla a comerse la vida y ser transgresores. Pero luego de esa etapa inicial pasamos a la madurez y más tarde a la vejez, en la cual todo se pone a prueba, incluso lo que hemos sido.

Cuando eres joven -dice Barnes- piensas que puedes predecir los sufrimientos y la desolación que es probable que  te depare la edad. Te imaginas, solo, divorciado, viudo; los hijos se alejan de ti, los amigos se mueren. Te imaginas la pérdida de tu posición, la pérdida del deseo…y la capacidad de suscitarlo.

[…] Descubriendo, por ejemplo, que a medida que los testigos de tu vida disminuyen, hay menos corroboración y, por consiguiente, menos certeza de lo que eres o has sido, concluye.

Con la sorpresa de un final inesperado, cierras el libro y quedas reconfortado con la buena literatura como compañía.

37. Aquí y ahora. Cartas (2008-2011)

He finalizado la lectura de esta hermoso libro de correspondencias entre Paúl Auster y el premio nobel J.M.Coetzee.

Es un viaje fantástico a través de temas diversos como los deportes, la amistad, el dinero, las nuevas tecnologías, la vejez, la crítica, la escritura y unos cuantos más que terminan siendo una excusa para mantener una relación a distancia mientras procuran encuentros en eventos literarios alrededor del mundo.

He disfrutado frases ejemplares como ésta, de Coetzee:

«Así pues, si nos miramos hoy a nosotros mismos, vemos justamente lo que cabría esperar: que nosotros -el  mundo- preferimos vivir en la miseria de la realidad que hemos creado antes que organizar una nueva realidad negociada«.

36. España en los diarios de mi vejez

Sólo basta reproducir este párrafo de Diario de mi Vejez, de Sabato, y callar y dejar que sus frases hagan el hechizo.

«Quisiera morir como un hombre, como he vivido quisiera morir.

Quisiera que estuvieran entonces junto a mi quienes me han amado.

En la vida llevamos muchas máscaras. Cuando llegue ese día, esa HORA, querría no ser engañado, entregarme o ser tomado por la muerte como he sido tomado por la vida.

Le pregunté si se quedaría a mi lado.

Cuando me ponga mal, ¿vas a estar?

Me dijo que sí y lloramos»

35. El Cisne negro

Es hora de abordar El Cisne Negro, de Nassim Nicholas Taleb, y he elegido para la aventura la nueva edición revisada y ampliada, de Paidós. De este interesante libro nos dice TOM PETERS: «En las páginas de El Cisne Negro, aprendemos mucho más sobre el funcionamiento del mundo real que en los volúmenes de miles de bibliotecas».

He aquí apenas una frase -como de muestra- citada en el libro: es mejor sufrir todo el dolor en un período breve que padecerlo a lo largo de un período mayor.

33. 44 Cartas desde el mundo líquido

Esto he leído en 44 Cartas desde el Mundo Líquido, de Zygmunt Bauman:

«…Ya no es necesario estar solos. En cualquier minuto -veinticuatro horas al día, siete días a la semana- basta con pulsar un botón para que aparezca la compañía, como por arte de magia, de entre una colección de seres solitarios. En ese mundo online, nadie está lejos nunca, todos parecen estar constantemente a nuestra disposición. Y aunque alguno se quede dormido en un determinado momento, siempre hay alguien dispuesto a enviar un mensaje, o parlotear unos segundos, de forma que la ausencia temporal pase desapercibida«.

Es un interesante libro editado por Paidós (2011), que contiene 44 breves trabajos sobre temáticas diversas y muy actuales. Desde la Soledad masificada hasta el Sexo virtual, pasando por al Acecho de la Generación Y,  hasta el Por qué de la Maldad. ¡Excelente!

32. Reinventing you

¿Qué piensa la gente de ti?…¿qué dice cuando sales del salón?. Pues eso es algo que siempre ha existido: reputación. Y es precisamente el branding personal o lo que es lo mismo la marca personal el tema central del libro Reinventing You, de Dorie Clark, una recomendable lectura para los apasionados en cómo definir su marca personal, como construir o redefinir una estrategia de posicionamiento profesional.  ¡No dejes de leerlo!

31. Fre Ride: How digital parasites are destroying the culture business, and how the culture can fight back

En estos tiempos cada vez es más intenso el debate que coloca en bandos opuestos la libertad de la red versus la circulación de los contenidos creativos. Hay por un lado quienes defienden acaloradamente que en el ámbito digital la información debe ser libre, quiere ser libre, como lo sentenció en 1984 Stewart Brand. Pero por otro lado están los conglomerados de empresas que producen contenidos, y los propios creadores, quienes reivindican el derecho de recibir el pago por el uso de tales contenidos. Pues ese es el contexto en el  cual se desarrollan las ideas, opiniones y posturas controversiales de Robert Levine, quien ha escrito un libro interesante para quienes somos asiduos de esta temática, titulado: Free Ride. How digital parasites are destroying the culture business, and How the culture business can fight back Muy recomendable!

30. Alfabetos

Cada línea de Alfabetos (Ensayos de Literatura), de Claudio Magris, es una invitación a la literatura en estado puro. Son más de setenta escritos sobre obras y autores, aparecidos en los últimos diez años en el Corriere della Sera, y reunidos en el 2010 para delicia de nosotros en la colección Argumentos de Anagrama.

En este hermoso libro, dice Magris: si escribir, como dijo Ibsen, significa pronunciar un último juicio sobre sí mismo, el juicio es tanto más difícil cuanto más grande sea el escritor.

84, Charing cross road

En varias ocasiones he recomendado a los amigos amantes de la lectura, esa joya breve titulada 84, Charing Cross Road, de Helene Hanff. Es un libro delicioso que da cuenta de la relación epistolar de una escritora malhumoradamente hermosa con su librero (y todos los empleados) de la librería Marks & Co.

Si me pidieran resumir en una frase de que va el libro, diría: ¡es el alma de los libros pasando de mano en mano!

¡Si no lo tienes, búscalo, si lo tienes léelo, y si lo has leído, compártelo!

28. Blanco nocturno

Leer a Ricardo Piglia es siempre una experiencia deliciosa. Lo hago a menudo y siempre nos deja esa sensación de querer más porque puede ir con una facilidad espasmosa de la narración tradicional a la experimentación densa. Nuestra última experiencia fue con Blanco Nocturno, novela que lo hizo acreedor del premio Rómulo Gallegos.

Ahora hemos vuelto a Crítica y Ficción, esa joya editada por Anagrama en 2001, en cuya contra portada se resume lo que encontrarás en  sus páginas: un tratado de poética escrito sobre la forma ficticia de conversaciones reales. Conversaciones, decimos nosotros, cuya temática no podía ser otra: la Literatura y los escritores que la hacen, entre ellos el gran Borges. ¡No tiene desperdicio!

27. Cultura

¿Por qué surgen y desaparecen las civilaciones? ¿Cuál es el origen y el propósito del arte? ¿Cómo configura la tecnología la sociedad? ¿Dirige la cultura la evolución humana? ¿Es Internet un medio que favorece la democracia o la dictadura?

Estas son algunas de las interrogantes que se abordan con éxito en el excelente libro de ensayos editado en Crítica, Barcelona, por el editor John Brockman, bajo el título CULTURA. Oportuna ocasión para confrontar las ideas de autores como Jared Diamond, Denis Dutton, Daniel Dennett, Jaron Lanier, y Nicholas Christakis, entre otros. Les recomiendo especialmente «Las redes sociales son como el ojo», de Christakis. Que lo disfruten!.

26. Las baladas del ajo

Leyendo Las Baladas del Ajo, de Mo Yan. La escena inicial de la detención de Gao Yang, es conmovedora, y ocurre justo bajo un sol que calienta con fuerza, mientras su hija ciega intuye el peligro desde cerca y el aire polvoriento transporta el hedor del ajo podrido.

Y se leen frases como ésta: «Unos destellos del color de la esmeralda pasaron ante sus ojos, como si fueran millones de tallos verdes flotando en el aire«.

Mas allá de las críticas que se hacen al reciente premio nobel de literatura, por sus posturas políticas, obras como ésta tienen pasajes realmente sublimes y hermosos. Al  final,  ¡eso es lo que importa para quienes disfrutamos de la belleza!

25. La intromisión

 Hay libros que llegan a nuestros manos como enviados por una entidad superior a darnos hermosos ratos de placer. Es el caso de La Intromisión, una excelente novela de Muriel Spark, publicada por la editorial La Bestia Equilátera,  que como una suerte de magia llegó a mis manos en la librería Kalathos, de Caracas. La he disfrutado a plenitud y nos ha adentrado en ese mundo fascinante de las cuitas de los escritores en pleno parto de sus obras primeras y todo lo que ello conlleva.

Es fascinante. Y si no lo creen, miren esta frase: «…Todo artista debe enfrentarse en algún momento con la esencia misma del mal«.

24. Tres luces

En nuestras manos Tres Luces, la novela corta de la Irlandesa Claire Keegan. En la tapa podemos leer: Un libro sublime y sugerente sobre la cambiante línea entre el secreto y la verguenza, sobre ese intersticio entre lo que debe ser dicho y lo que debe callarse.

23. El viajero más lento: el arte de no terminar nada

Con Vila-Matas nos topamos de nuevo. Esta vez la edición de Seix Barral de: El viajero más lento: El arte de no terminar nada. En él hermosas revelaciones, propias de la literatura Vilamatiana:

«Tal vez, si se me permite decirlo, quizas,  posiblemente haya que ser rematadamente ingenuo para creeer que hay libros completos».

«(…) en ella, en esa poética, reina la sospecha de que sólo las historias no bien contadas tienen final, son completas, pues nadie tiene la tentación de volver a ellas».

22. Poemas para combatir la calvicie

Con 97 años a cuestas y cuando todos hablan de él a propósito del premio Cervantes, Nicanor Parra es de esos escritores irreverentes que no puedes evitar leer a menudo, sobre todo si te encanta estar del lado opuesto de la acera, ese lugar desde donde la vida tiene otra perspectiva y es más cómodo para cantarle las cuatro al apacible status quo.

Poemas para combatir la calvicie, editado por Fondo de Cultura Económica, es una deliciosa antología compilada por Julio Ortega, en la que podemos leer su obra maravillosa. Aquí una muestra: «Quiénes son mis amigos: los enfermos, los débiles, los pobres de espíritu, los que no tienen dónde caerse muertos, los ancianos, los niños…».

21. Diario de un escritor

Qué importa lo voluminoso de las 1.600 páginas del Diario de un Escritor, de Fiódor M. Dostoievski. En su lectura nos encontramos con ráfagas de sabiduría que pueden hacer de luces para no ir a tientas. A veces también una voz trepidante, de la cual al cerrar el libro nos queda el eco delicioso.

20. El mapa y el territorio

He leído con gran placer la reciente novela de Michel Houellebecq: El mapa y el territorio. Es una obra excelente en la que el autor va desgranando impecablemente el mundo de los silencios entre seres  cuyo destino es estar separados para siempre, el mundo del arte contemporáneo con todas sus vicisitudes y sus miserias, la fotografía nítida de una sociedad con reglas precisas en extremo, capaz de decidir a dedos, implacablemente, dónde comienza y dónde termina la linea precisa del éxito y el fracaso.

Tras su lectura, no cabe dudas: el Libro es uno de los mayores placeres estéticos!

19. Botchan

Leyendo Botchan, de Natsume Soseki. Considerada el Huckleberry Finn japonés, y comparada también con El Guardian entre el centeno, promete. Les contaré…!

18. Rating

Disfrutando de Rating, la última novela de Barrera Tyszka. Es una narración que fluye ligeramente y nos adentra sin tapujos en el mundillo de las telenovelas. Desde otra perspectiva, es una radiografía de la Venezuela actual y los juegos del poder.

Cosas como: «cuando la escucho quisiera que los oidos también tuvieran párpados«…»por fin entendimos que la cursilería podía ser un producto de exportación«…»esa es otra de las leyes secretas de la producción televisiva. Esta industria es genéticamente mentirosa», nos auguran un  recorrido delicioso por sus páginas. Es cuestión de atreverse.

17. Superficiales

Desde el preciso instante en que leí los comentarios de Vargas Llosa acerca de lo mucho que le había impactado la lectura del último libro de Nicholas Carr, se despertó mi curiosidad. Eso de que el mismísimo premio nobel hablara maravillas de este libro no era asunto menor. había que hojearlo, palparlo, y por supuesto leerlo. Y entonces emprendí la búsqueda desaforada, al principio en vano pero luego lo halle, felizmente, en una librería de la Gran Vía de Madrid.

Superficiales, de Nicholas Carr, es un libro recomendable, que he disfrutado mucho y cuando lo terminas de leer te queda la sensación de que este tema de Internet y sus efectos es algo como para tomárselo en serio.

16. El ruido de las cosas al caer

Leyendo El ruido de las cosas al caer, de Juan Gabriel Velásquez. Es un libro muy interesante, que entre otras virtudes tiene el de haber sido el premio Alfaguara de 2011; sin embargo, creo que más que eso, está la forma maravillosa como el autor nos va llevando y adentrando en una historia fascinante…recomendable!

15. 1Q84

Ya nos adentramos en 1Q84, el último de Murakami. Después de vivir una espera ansiosa por empezar a leer lo nuevo del autor de  De que hablo cuando hablo de correr, y buscarlo sin suerte en las librerías de Caracas y Montevideo, por fin llegó a mis manos. Esa maravilla se la debo a un amigo argentino que me lo hizo traer directo desde la hermosa librería Ateneo, de Buenos Aires.

Los dos capítulos iniciales del libro ya atrapan: Aome, esa mujer enigmática, que tras sortear una tranca de vértigo, termina en un hotel para ejecutivos, donde con la limpieza de un rayo comete un crimen. Y Tengo, ese escritor con aspiraciones de consagración que recibe de su editor el encargo de coregir una obra ajena para que compita con opciones en un concurso litearario.

Atrapa, y me invita a seguir adelante.  Yo encantado!

14. Blanco nocturno

Leyendo el último libro de Ricardo Piglia: Blanco nocturno. Definitivamente la literatura reconforta, es una alimento para el alma, cura  y te hace viajar al disfrute total. La narración tradicional, girando en círculos y desparrando placer por la lectura, todo con la excusa de saber cómo murió Tony Durán. Recomendable!!

 13. Una lectora nada común

He terminado apenas un librito delicioso y recomendable, nada pretencioso ni profundo, pero divertido y delicioso: Una Lectora nada común, de Alan Bennett, publicado por Anagrama, 2008.

Una historia plana: la Reina de Inglaterra, gracias a la influencia de un humilde cocinero de palacio que termina siendo su asesor liteario, es arropada literalmente por la fiebre de la lectura.

Si vas a su encuentro, te toparás con frases como estas:

» – Yo habría pensado -dijo el Premier-  que Su Magestad estaba por encima de la literatura.

» – Por encima? -dijo ella- Quién está por encima de la Literatura? Es como si dijera que estoy por encima de la humanidad».

12. Tarde o temprano

El libro de poemas de José Emilio Pacheco, Tarde o Temprano, editado por el Fondo de Cultura Económica, 4ta edición, 2009, es una delicia.  De Pacheco he tenido antes en mis manos Las Batallas en el Desierto, una libro de narraciones breves, lacerantes, donde afirma a través de sus personajes: lo que más odio: la crueldad con la gente y con los animales, la violencia, los gritos, la presunción, los abusos de los hermanos mayores…El libro de poemas es una invitación al placer, y a menudo encuentras lineas como un relámpago que te agarran desprevenidos: «…el futuro nunca lo vi:/ se convirtió en ayer/ cuando intentaba alcanzarlo».

11. Libro del descenso a los infiernos

En mis manos una lujosa edición de José Evejero, del Libro del Descenso a los Infiernos. No es que pretenda descender yo, pero es una delicia darse una pasadita de la mano de tantos maestros en estos relatos: Aristófanes, William Blake, Mijail Bulgakov, Joseph Conrad, Julio Cortazar, Dante, Homero, Leopoldo Marechal, Francisco de Quevedo, Francois Rabelais, Arthur Rimbaud, Ovidio, Bernard Shaw, Virgilio…nunca está demás convivir un rato con el pecado, purgarlos, y regresar redimido.

10. Perder teorías

Estos días en la Librería Cuestas de Santo Domingo, República Dominicana, me he tropezado con un librito delicioso de Enrique Vila-Matas: Perder Teorías. Es fabuloso y se lee de un tirón en 65 páginas. Se trata de las peripecias de Vila-Matas en Lyon, adonde fue invitado a dar una charla acerca de la relación entre la ficción y la realidad. Me ha permitido adentrarme en el mundo y la obra de Julien Gracq.

Casualmente, anoche, en el bautizo de la antología de cuentos de la edición VII del premio SACVEN, dí en la librería con una obra de Gracq: El castillo de Argol. Por supuesto, lo empecé a devorar de inmediato, y mira que lo estoy disfrutando.

9. De que hablo cuando hablo de correr

Bueno, finalizando De que hablo cuando hablo de correr, de Murakami, y ahora a lidiar a la vez con El sueño del celta, de Vargas Llosa, y Yo no vengo a decir un discurso, de García Márquez.

8. El lugar del escritor

He estado en la feria del libro de Baruta, en las Mercedes y he oido a Victoria de Stefano, esa gran novelista de la filosofía. Rodrigo Blanco presentaba su obra, esa maravilla de 100 páginas, reeditada 18 años después para deleite de los Stefanomaníacos, como yo.

«En mi cuarto está todo lo que yo soy, mis orígenes, mis genes, hasta sus errores de compaginación, !qué fatalismo!, aquí están los pasos que di en la nada, los que daré en el futuro; los que no daré, también esos. Mi cuarto es la vibración de mi voz, óigase cómo tiembla. Mi cuarto es la proyección de todo mi ser y mis seres múltiples, virtuales, potenciales…»

7. García Márquez, historia de un deicidio

Hoy ha sido un día especial para las letras hispánicas. Se ha otorgado el premio Nobel de literatura a Mario Vargas Llosa y con ello el reconocimiento a un escritor extraordinario, miembro del llamado boom latinoamericano, e inquieto ciudadano del mundo. Como latinoamericano nos alegramos y como lector mucho más. Vargas Llosa ha creado obras extraordinarias,  y otras no tanto, pero sin duda una de las que más releo a menudo es el  ensayo titulado «García Márquez, historia de un deicidio» (Monte Avila Editores, 1971). Es una joya donde hace un análisis minucioso del realismo mágico de la narrativa de García Marquéz, y especialmente de su obra cumbre Cien Años de Soledad.

He aquí unas lineas de ese trabajo maravilloso: «Cien Años de Soledad es una novela total sobre todo porque pone en práctica el utópico de todo suplantador de Dios: describir una realidad total, enfrentar a la realidad real una imagen que es su expresión y negación».

6. Confesiones

Leído en Confesiones, de Lev Tolstoi (Acantilado, 2008): «Mis acciones, sean las que sean, tarde o temprano caerán en el olvido, y yo ya no existiré. ¿A que viene afanarse, pues? ¿Cómo puede una persona vivir y no darse cuenta? ¡Eso es lo sorprendente! Sólo se puede vivir mientras dura la embriaguéz de la vida, pero cuando uno se quita la borrachera es imposible no ver que todo es un engaño, ¡un engaño estúpido!

5. Speaks his mind

Leyendo unas entrevistas deliciosas a Bertrand Russell, en un librito titulado Speaks His Mind, editado por la World Publishing Company, en 1960.  Son trece diálogos que fueron filmados para la televisión (BBC) en la primavera de 1959. El moderador fué Wooddrow Wyatt.

Acá una pequeña muestra: «El propósito de un filósofo no ha de ser cambiar el mundo, sino entenderlo, que es exactamente lo contrario de lo que Marx dijo».

4. De qué hablo cuando hablo de correr

Estoy realmente expectante por comenzar la lectura del libro:  De qué hablo cuando hablo de correr, del autor Japones Haruki Murakami (TusQuets, 2010). De dónde surge esa curiosidad?…miren esta frase en las páginas 56- 57: «Es sólo mi opinión, pero en la vida, a excepción de esa época en la que se es realmente joven, deben establecerse prioridades. Hay que repartir ordenadamente las energías. Si, antes de llegar a cierta edad, no dejas instalado en tu interior un sistema como ése, la vida acaba volviéndose monótona y carente de eje«.

3. Dublinesca

Frase de Mark Strand: «La búsqueda de la levedad como reacción al peso de vivir!, citada en la novela Dublinesca, de Vila-Matas, 2010.

2. Twitter power 2.0

En nuestras manos un ejemplar del libro en inglés: twitter power 2.0, de Joel Comm. Lo leeré rápidamente y les haré algunos comentarios. Tiene 14 capítulos, todos relacionados con twitter. Hay uno que promete: The Art of  the Tweet.No puedo dejar de seguirles sugiriendo la lectura de este fantástico libro de entrevistas de  Umberto Eco y Jean Claude Carriere, Nadie acabará con los libros, (Lumen, 2010) . En algún momento del libro están hablando de la velocidad en el aprendizaje actual, en lo rápido que caen en desuso los cococimientos, y entonces Jean-Claude-Carriere afirma que en los mundos que definimos primitivos, que no cambian, los viejos conservan el poder porque son ellos quienes transmiten el conocimiento a sus hijos. En cambio, cuando el mundo está en permanente revolución -digital en este caso- son los hijos quienes enseñan electrónica a sus padres. Y los hijos, qué aprenderán de ellos? -se pregunta.

Más adelante afirman categóricos: «cuando el Estado es demasiado poderoso, la poesía calla. Cuando el Estado está en plena crisis, como sucedía en la Italia de la postguerra, entonces el arte es libre de decir lo que debe decir».

1. Nadie acabará con los libros

Leyendo: Nadie acabará con los libros, (Lumen, 2010) una maravilla. Umberto Eco y Jean Claude Carriere nos cuentan por qué el libro siempre estará allí para nosotros. A la pregunta de que si el libro desaparecerá en razón de la aparición de Internet, Umberto Eco contesta: » O el libro sigue siendo el soporte para la lectura o se inventará algo que se parecerá a lo que el libro nunca ha dejado de ser, incluso antes de la invención de la imprenta«. Luego remata así: «…el libro es como la cuchara, el martillo, la rueda, las tijeras. Una vez que se han inventado, no se puede hacer nada mejor«.

 

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