Dedicatoria: A Rafa, mi hijo y humorista personal.
Nuestros jovenes de hoy son realmente impresionantes, adoran las computadoras, tienen casi un audífono adosado a su cuerpo las 24 horas del día, no pueden vivir sin un móvil y son noctámbulos. Es una generación actual, libre, desenfadada, divertida y les importa tres pepinos el pasado y sus nostalgias. Lo de ellos es el presente, Homero Simpson, y la papa frita.
Me he preguntado muchas veces qué los hace diferentes, por qué esa tendencia a alejarse de sus raices y enviar a la porra todo cuanto los conecte con las formas tradicionales de vivir. O es que acaso esas costumbres realmente están en estos tiempos muy out?. Vaya usted a saber!. Lo único que puedo decir es que son todos nativos digitales, pues han nacido en la era Internet, jamás han visto en su vida una rockola, odian el vallenato y la música de mariachis y quien ose insinuarles que oigan tan sólo un poco de música tradicional, estará realmente en peligro de muerte. Lo de ellos es el metal-rock progresivo.
No cuestiono eso. Los jovenes son precisamente así porque aún están muy lejos de las mañas de los que ya llevamos unos cuantos añitos encima. De modo que no hay que esperar de ellos más que una personalidad auténtica y que conserven los valores tradicionales que los harán buenos ciudadanos, aunque en las primeras de cambio parezcan unos rebeldes acabando de salir del Woodstock festival. Que combinen pues estos valores tradicionales con sus propios valores de nativos digitales. Don Taps Cott, en su libro Grown Up Digital, señala estos valores: libertad, escrutinio, integridad, personalización, velocidad, innovación, y colaboración.
Por mi parte, he aquí 4 características que suelo apreciar en esta generación búnker:
1. Hablan poco. Por lo menos en presencia de los adultos, pues presumo que cuando están agrupados en su manada de felices y no me importa nada, deben hablar hasta por los codos. Eso sí, entre ellos. Porque con los adultos, el diálogo puede ser más o menos así:
Madre: – Hijo, tomando en consideración los argumentos de los profesores respecto a tu conducta distraída y poco acorde con la tendencia actual a la socialización, qué opinas de llevarte mañana al Psicólogo para que compartas y hables con él. Dame tu opinión, please.
Hijo, con cara de aburrido: – Fine!
Madre: – Qué, hijo de mi vida?
Hijo: – Suá, LOL !!
2. Son noctámbulos y divertidos. Los tipos no duermen. Chatean toda la noche y se mueren de la risa entre ellos. Cómo hacen para ir a la mañana siguiente al colegio o a la universidad, no lo se. Pero de que no duermen no duermen. He aquí un resumen de sus usuales guerras de tweets:
-«Esta chama está viendo que este Luis está felicitando al otro y felicita al que está felicitando y no al felicitado»
-«Generación espontánea en las hornillas de la cocina»
– «Y bueno, me desperté en ese proceso de estar dormido y ahora estoy despierto, so…»
-«¿Y si hacemos un fight club y nos caemos a coñazos todos?
-«La clave de Fa se parece al logo de Pringles»
-«Mi hermana es de esas personas que te ven llegar chorreando agua y te preguntan «¿Te mojaste?»…
3. Saben más de tecnología que cualquiera. Esa broma es genética: muchacho que nace en estos tiempos 2.0, en vez de buscar el pecho de la madre ve primero si hay computadora. Ahora, yo me pregunto: dónde carrizo aprendieron todo eso?… porque hasta donde yo se apenas dos generaciones atrás los pobres adolescentes eran enviados en cambote a aprender a teclear frente a un computador en la Academia Americana.
4. Tienen íconos musicales: Tool, Nirva, Pink Floyd, Jimi Hendrix, Led Zeppelin, The Smiths…
Mi hijo es de esta generación. Es de esos individuos inteligentísimos, de fino humor, que se goza su condición de nativo digital.
Una noche me acerqué a su cuarto, a su búnker pues, con ánimos de hurgar un poco y hacerle hablar más de la cuenta. Despues de sortear una torre de zapatos deportivos, calcomanías varias, bufandas del Barcelona, balones de basketball, guitarras, CDs varios, juegos de videos, libros, televisores, computadora, etc, logré acomodarme justo detrás de él, quien permanecía en silencio frente al computador.
Se notaba absorto, como pensando algo importante.
– Qué te pasa hijo -inquirí con cautela de padre en terreno movedizo.
-Nada.
– Seguro?
– Seguro.
– Te veo silencioso
– Es que estoy Stweetico – me dijo sonriente
– ????
– No me sale ningún tweet.
– Plop !!
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