Debemos propiciar la divulgación de los tuits sin desconocer los créditos de sus autores. Esa es la mejor manera de incentivar la creatividad en las redes sociales.
Seguro te ha ocurrido que a veces te esfuerzas por crear tuits realmente originales, con una carga importante de creatividad y tan pronto los compartes ves como otros los retuitean una y otra vez, sin que se te otorguen los créditos por haber tenido tú el acierto de pensar y desarrollar ese contenido guay en 140 caracteres.
Lo reprochable no es que otros los compartan, pues esa es la naturaleza de las redes sociales: compartir con los demás todo aquello que parezca útil e interesante. Lo reprochable es que habiéndose conseguido un contenido con esas características, no se le atribuya a su autor los créditos que le corresponden. Eso podría ocurrir por dos razones: porque de tanta prisa se olvide mencionar al creador de los tuits o simplemente porque quien se «olvida» no desea hacerlo. En este último caso, esa omisión voluntaria podría ser una forma solapada de atribuirse la titularidad sobre los 140 caracteres originales que conforman el tuit ajeno y aparecer ante los demás como su verdadero autor. Eso, como lo dijimos en un Post anterior titulado no plagies mi tuit, además de plagio es un engaño a los seguidores de las personas que lo hacen, al verdadero autor de los tuits y al propio plagiario.
Ahora bien, en un asunto como este, las preguntas que surgen inmediatamente son: ¿cuándo se protege un tuit? ¿todos los tuits son susceptibles de protección? ¿qué hacer si alguien «me roba» un tuit? ¿qué hacer para evitarlo?
¿Son todos los tuits susceptibles de protección?
La respuesta inmediata es no. Un tuit es una expresión del pensamiento, una idea expresada en 140 caracteres. Pero para que pueda estar protegida en el ámbito de la propiedad intelectual, específicamente por el derecho de autor como obra literaria, ha de ser original. Esa idea como ráfaga, resumida en 140 caracteres ha de expresar la impronta de su autor, tiene que aportar algo realmente único y que la diferencie e individualice de otra de la misma naturaleza. Lo que hace original a un tuit es la forma única y personalísima en que su autor desarrolla y expresa la idea, el giro personal que lo distingue del resto. Solo los tuits que expresan de forma original y creativa una idea, son protegidos por el derecho de autor como obras literarias. El resto no lo son.
Cabe destacar que la protección surge desde el momento mismo en que se expresa la idea, desde que se crea el tuit, sin que se requiera ninguna formalidad para ello como el registro, la declaración previa, etc. Basta que la idea se haya expresado materialmente y ya estará protegida. Ahora, cómo evitar que un tercero te la copie, eso es otro asunto.
En este último caso lo aconsejable es:
a) Crea tuits originales, que expresen tu personalidad y se correspondan con tus propias convicciones. A la hora de reclamar autoría de un contenido la mejor forma de demostrar que es tuyo es que el contenido se parezca a ti, que refleje lo que creas o pienses sobre determinados asuntos.
b) Crea una compilación de tuits como si de un libro de aforismos se tratara. Escribe una nota tan extensa como desees al pie del texto del tuit, en la expliques más allá de 140 caracteres el significado de tus palabras. Hazlo así y guárdalo para ti. Te servirá como prueba más adelante.
c) Acostumbra compartir privadamente con otras personas lo que escribes. Tarde o temprano necesitaras de esas personas para que den fe como testigos de que ellos conocían del contenido mucho antes de la fecha en que el plagiario dice haberlo creado.
d) Denuncia. Hazlo por lo menos en la mima red social donde se ha divulgado el contenido plagiado y aporta las pruebas. Si lo deseas, puedes también acudir a otra instancia. La intención de hacerlo es evitar que la conducta se repita.
En fin, las redes sociales se prestan para esto. Es cierto que hoy más que nunca debemos propiciar el acceso sin restricciones a los contenidos que por ellas circulan, pero solo tú lograrás que en esta hermosa experiencia de compartir prive la ética por encima de todas las cosas.
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